EL CONCEPTO DE NATURALEZA EN EL RENACIMIENTO Y EN NUESTROS DÍAS
Contenido principal del artículo
Resumen
CUANDO, hace ya la friolera de unos veinticuatro siglos, Aristóteles se propuso la cuestión de definirse a sí mismo o darse a entender qué era un ser natural como planta, frente a uno artificial, como una mesa o un banco, no pasó de la afirmación, a primera vista rudimentaria y somera, de que ser natural es aquél que tiene intrínsecas, en sí mismo, las cuatro causas; o bien que tiene en sí, de por sí, el principio de movimiento y reposo. Es claro que un árbol no se hace porque un artífice externo, separable, visible aparte se ponga a hacerlo, como vemos que el carpintero hace una mesa: ni descubrimos por parte alguna un plano, proyecto, reglas de cálculo, tablas de funciones, tablas de constantes, modelos de estructuras... que guíen su factura; ni nace y crece un árbol después de haber alguien preguntado y decidido tras madura reflexión si conviene o no para ciertos fines que haya árboles, o que llueva.
Descargas
Detalles del artículo
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución 4.0.