IMAGEN DE VERDAD (O SOBRE LA VIGENCIA DE LA EXPULSIÓN DE LOS ARTÍSTAS EN LA REPÚBLICA)
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Resumen
A pesar de los ríos de tinta que han corrido desde hace más de dos mil quinientos años, la historia de las ideas de tiempo en tiempo vuelve a exigir una reactualización y una respuesta por lo menos provisional a la añeja pregunta: ¿Por qué Platón expulsó a los artistas del Estado? Si se tiene en cuenta que la situación de los artistas frente a la sociedad, en general, sigue siendo la de una relación problemática, también cabe preguntarnos si esta decisión produciría el mismo escándalo que entre los griegos del siglo IV. Y si dada la participación política de algunos artistas, el carácter panfletario de algunas obras, la extrema indiferencia de otros empeñados en seguir los pasos de la moda y del mercado, como también las iniciativas que sin anteponer lo político, conmueven y alteran nuestra percepción de la realidad, la pregunta sobre el derecho que posee un Estado de prescindir del artista parece seguir teniendo cierta legitimidad para ser planteada. Claro está, tanto en los tiempos de Platón como ahora, el Estado en que se toma esa decisión, no puede ser cualquier sistema político o social, sino el Estado Ideal, pues es la única forma de garantizar que el árbitro de las relaciones entre arte y sociedad no tenga intereses o fines particulares.
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