LA TRASCENDENCIA DE LO INMEDIATO: JOHN REED O EL RELATO DEL PRESENTE COMO HISTORIA
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Resumen
A MIS NUEVE AÑOS DE EDAD quería ser arquitecto. Mi abuela Josefina me preguntó entonces qué quería ser de mayor. “¡Arquitecto!”, le dije. Crecí con esa idea hasta que en el bachillerato descubrí lo desastroso de mi dibujo técnico. Entonces, por razones menos extrañas, decidí estudiar periodismo, una profesión a la que aspiró mi padre, Celso Garza: profesor de educación básica y cronista de su pueblo natal. Papá participó durante la turbulenta década de los sesenta en el Partido Comunista Mexicano como dirigente y como responsable de la edición de diversos panfletos. Con los años y las transformaciones que dejaron atrás batallas de utopía, papá abandonó la militancia y el clandestinaje para ejercer actividades académicas y culturales. Cuando papá se enteró que decidía estudiar periodismo hizo todo por estimular mis impulsos y mis ambiciones profesionales. El tiempo y las circunstancias hacían que mi vocación estuviera cercana y ligada a sus afanes. Mientras él estaba dedicado al estudio del pasado como historiador, yo iniciaba la aventura del registro del presente como periodista.
Para comenzar mi viaje, papá colocó en mi equipaje una serie de libros fundamentales para mi, entre los que destacan México Insurgente y Diez días que estremecieron al mundo, de John Reed. Con títulos como éstos fui descubriendo los lazos existentes del periodismo con la historia y la literatura, sistemas de aproximación a la realidad. El periodismo, la historia y la literatura tienen puntos en común: la credibilidad como finalidad y el relato como instrumento vigente que otorga sentido a la realidad; la realidad del pasado en el caso de la historia; la realidad del presente, en el caso del periodismo; la realidad inventada, soñada, modificada, en el caso de la literatura.
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