NIÑEZ Y VIDA ESCOLAR EN NUEVO LEÓN, 1910-1940
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Resumen
Introducción
ANTONIO NÓVOA HABLABA DE LA NECESIDAD de desentramar la complejidad de la investigación histórica de la educación y para ello sugería “plantearnos nuevas preguntas, buscar significados diferentes, imaginar nuevas historias” (2003: 61), a esta perspectiva se le ha llamado “la nueva historia cultural de la educación”, pues entre sus pretensiones está la de poner énfasis en “la producción, difusión y recepción de los discursos educativos a través del tiempo y el espacio” (Ibid, p. 68). Esta nueva historia aboga por la búsqueda de narrativas que han quedado fuera de las historias de la educación –como es el caso de las experiencias femeninas y, agregaría, las historias de la niñez– que se plantean como temas emergentes de la historia de la educación, ante la urgencia de una nueva mirada que explique cómo son construidos o se construyen los sujetos dentro de los sistemas educativos.
La historiografía mexicana ha empezado a recorrer los caminos de la niñez en el pasado (Del Castillo, 1998 y 2006; Reyes, 2005; Herrera, 2007; Salazar, et. al, 2006 y 2008: Padilla, et. al, 2008), estudios que se han situado entre las representaciones y las acciones de la niñez, ubicando los diferentes contextos y espacios en los que ha tenido presencia. Es en estos esfuerzos por documentar y analizar a la niñez que se puede ubicar este trabajo, cuyo objetivo principal es mostrar algunas características de la niñez nuevoleonesa en dos escenarios (el campo y la ciudad) y en dos periodos relevantes (la Revolución y posrevolución) para observar la complejidad de la vida escolar que de pista para entender las condiciones particulares de la niñez, donde las diferencias de clase y sexo están presentes en todo momento.
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