NARRAR LA VIDA
Contenido principal del artículo
Resumen
TRES DISCIPLINAS LITERARIAS se disputan, como celosas hermanas, el arte de narrar la vida: la historia, la novela y la biografía. No son las únicas ni las más remotas. La tradición oral, las antiquísimas escrituras, las baladas populares, las crónicas, son sus parientes cercanas, pero sólo aquellas tres compiten por la atención permanente del lector. Según “Google”, la historia lleva la delantera con 979 millones de entradas, seguida de lejos por la novela con 179 y por la biografía, que alcanza los 144. (La autobiografía, que narra la vida propia y que merece una consideración aparte, tiene sólo 21.) La proporción, por supuesto, es engañosa: a diferencia de la historia o la biografía, pocas novelas se titulan como tales, por lo cual su frecuentación es seguramente mayor. Pero más allá de la medición cibernética, hay entre las tres hermanas diferencias penosas. La historia no sólo es la más antigua, respetada, arraigada, sino también la más pródiga en ámbitos culturales y nacionales, en especialidades y subgéneros y, por supuesto, en autores. La novela es la hermana sexy: joven (tiene apenas unos cuantos siglos), conserva aún la frescura de los tiempos en que contaba las hazañas de los caballeros andantes, y los ingenios de Cervantes. Los novelistas son acaso más venerados que los poetas y dramaturgos. La biografía, en cambio, es la hermana pobre y desangelada. Casi tan vieja como la historia, alguna vez compitió con ella al tú por tú, pero hace al menos dos siglos que vio pasar su momento de esplendor.
Descargas
Detalles del artículo
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución 4.0.