FRAY SERVANDO TERESA DE MIER Y LA SECULARIZACIÓN DE LA CULTURA VIRREINAL
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Resumen
CUANDO EN JUNIO DE 1795 fray Servando Teresa de Mier sale desterrado para Europa, es todavía un religioso dominico de ideas y comportamiento ortodoxo. Su primera herejía, motivo de su defenestración, la había cometido apenas el 12 de diciembre del año anterior, al predicar el sermón para celebrar el aniversario de la Virgen de Guadalupe. En aquel glorioso festejo el padre Mier, además de refrendar con su prédica la preferencia de la virgen por los americanos, intentó birlar a los peninsulares la coartada histórica de justificar la conquista y colonización de América con la temprana prédica del evangelio en tierras americanas. La naturaleza del argumento con el que el fray Servando llevó a cabo su cometido, en presencia del virrey y del arzobispo de México, calificado en su momento por el propio José María Luis Mora como “no el más acertado”,1 respondía a la intención del dominico –quizá no vislumbrada por éste con la suficiente claridad- de llevar hasta sus últimas consecuencias el tono de rivalidad que se había dado en los últimos años entre criollos y penínsulares en el marco de la celebración de la Virgen del Tepeyac.
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