LA NORMALIZACIÓN DEL SISTEMA FISCAL ESTATAL EN EL GOBIERNO DE AARÓN SÁENZ (1927-1931)
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Resumen
LAS REVUELTAS Y REVOLUCIONES habitualmente dejan tras de sí, triunfen o no, un sistema fiscal resquebrajado, incapaz de otorgar un mínimo de certeza a los causantes, injusto e incompetente para cumplir su función, recaudar recursos suficientes para hacer frente a los compromisos del gobierno. La revolución mexicana no fue una excepción a esta situación. Si bien, durante la revolución, Monterrey no sufrió tanto como otras ciudades del centro y noroeste del país; en las tomas y retomas de las diversas facciones a la ciudad, el sistema fiscal nuevoleonés igualmente fue duramente vapuleado.
Durante la etapa armada los canales habituales de recaudación ni siquiera funcionaban. En 1913 el gobernador huertista Salomé Botello acorralado por el avance constitucionalista, ordenó que los negociosos citadinos realizaran una cooperación extraordinaria para la fortificación de la ciudad. Una vez retirados los huertistas, en abril de 1914, el nuevo gobierno constitucionalista inició una persecución que derivó en incautación a todos aquellos que apoyaron, o se sospechaba habían apoyado, el gobierno de Huerta. Esta persecución tenía un doble fin, por un lado castigar a los “traidores”, por el otro obtener recursos, para el nuevo gobierno. Igualmente en marzo de 1915, durante la breve estancia de los villistas en la ciudad, el centauro del norte exigió a los empresarios, a boca jarro, la entrega de un millón pesos, con un plazo de una semana.
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