EL FIN DE LA FILOSOFÍA, SEGÚN EL PENSAMIENTO DE ORTEGA Y GASSET

Resumen

Terminaba la Segunda Guerra Mundial cuando empezó a significarse, con mayor acentuación, el movimiento conocido en filosofía como el existencialismo. No era, propiamente, un surgimiento inusitado, o inesperado en el pensamiento filosófico del medio siglo pasado, pues la corriente existencialista tenía ya tiempo de estar presente en el escenario intelectual europeo y sus máximos representantes en las diversas tendencias tenían reconocimiento indiscutible en el ámbito universitario e intelectual de aquel momento.

Si bien la circunstancia humana de entreguerras era ya suficientemente angustiosa para impulsar esta visión existencial del hombre, en un intento esclarecedor de la confusión vital imperante en los diversos órdenes de la vida humana, el término de la contienda bélica propició la reflexión y el análisis ante la visión estremecedora de las ruinas todavía humeantes de las ciudades destruidas, en una Europa que se contemplaba caduca, no obstante el indudable vigor de sus manifestaciones culturales de los años anteriores, más la revelación y el testimonio de la verdad mostrada en los campos de exterminio y en las frías estadísticas mostrando los millones de muertos, víctimas de la insania y la locura colectivas que dominaron el escenario europeo y asiático. Todo esto condujo a una valoración oscura y estrujante de la misma condición humana, carente de sentido y de significación trascendental.