LA FILOSOFÍA DEL QUIJOTE EN AGUSTÍN BASAVE FERNANDEZ DEL VALLE Breve semblanza y trayectoria
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Resumen
La figura del Dr. Agustín Basave Fernández del Valle siempre me pareció enigmática, quizá por su gran estatura intelectual y alta investidura como filósofo consumado. Lo conocí hacia 1982 cuando se desempeñaba como Rector de la Universidad Regiomontana en la ciudad de Monterrey, y yo había llegado como estudiante a la escuela de filosofía en la citada universidad.
¿Cómo olvidar la primera ocasión en que entablé conversación con ¿? Lo hice en su oficina, un espacio muy reducido con mobiliario sencillo, ubicada en un edificio por las calles Matamoros y Bravo. El asunto a tratar era una beca de estudios que en mi calidad de alumno había solicitado directamente en la rectoría. Me interrogó, digamos, concienzudamente. Su trato fue afable y después de algunas indicaciones, accedió solidariamente a la petición. Su imagen en aquella ocasión, aún la tengo presente en mi memoria: vestido de traje con alguna insignia en la solapa, sus hombros encorvados, notas y libros en su escritorio y, ante todo, lo más peculiar, su mirada, una mirada penetrante. Debo decir que esa imagen en el Dr. Basave en nada cambió, al menos en mi percepción, cuando últimamente lo visitaba a su despacho en su Nota ría, por la calle Argentina No. 265°, Col. Vista Hermosa.
En esa época en que el Dr. Agustín Basave se desempeñaba como Rector, la Universidad Regiomontana vivió un auge cultural sin precedente. En el viejo edificio que se improvisó como un teatro que llevó
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