CULTURA CIENTÍFICA EN LA SOCIEDAD
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Resumen
Tratar de establecer vínculos entre ciencia y sociedad puede ser un tanto absurdo o inútil, dado que la ciencia es, por sí y en sí misma, una actividad social y desde su mismo origen ha estado marcada por el tipo de sociedad en la que se desarrolló. Más interesante debería ser, por lo tanto, tratar de entender qué tipo de sociedad ha impulsado y requerido qué tipo de ciencia. Y, más todavía, qué idea de ciencia han tenido los integrantes de las diferentes sociedades históricas en el mundo.
La actividad científica, esto me parece indudable, ha estado presente en el mismo origen de las sociedades humanas, dada la condición humana de interpretar y dominar el mundo en el que se vive. Y la primera revolución científica -o quizás la única revolución humana que merece ser considerada como tal, lo que ya dijera Claude Lévi-Strauss fue la revolución agrícola. Es que si tenemos en cuenta todas las prácticas que la agricultura conlleva, encontramos ya allí todas las acciones propias de un espíritu científico: observación meticulosa y pertinente de los procesos de la naturaleza de las cosas, vinculación de distintos niveles (observación de los movimientos astrales, idea de tiempo y ciclo vital de los seres vivos), imaginación de un futuro esperado realista pero aún inexistente, relaciones causales específicas, dominio humano de los procesos naturales independientes del encantamiento del mundo, coordinación de las actividades de intercambio y vinculación del deseo a las necesidades socialmente construidas y determinadas.
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