EN TORNO
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Resumen
I
EN POSICIÓN DE REPOSO, porque sólo así se consigue la más alta concentración. Aún más extremo. Con los ojos cerrados, el cuerpo tumbado y la lengua pegada al paladar intentar detener la corriente de pensamiento, el fluido que antecede, enmarca y continúa a la obra de arte; aquello que se alcanzó y aquello que, sólo a través de lo alcanzado, sabemos que no se alcanzó. Pero esta experiencia nos afecta, deja su huella, y sus consecuencias pueden aparecer en cualquier momento y en cualquier dirección. Esto viene a formar parte de nuestra educación sentimental, de nuestro estar en el mundo, de cómo nos acercamos o alejamos, de ese grado de compromiso que es la comprensión; quizá ese tú en mí que potencia la piedad y expresa el lenguaje amoroso. Las leyes de amor son precisas e inflexibles. Está la comunión que obliga a la transformación; no importa la flecha o el blanco, no importa la naturaleza de los amantes; tanto en el cielo como en la tierra el alma anhela conseguir y constituir el encuentro, llenar el vacío que el nombre evoca: la fusión consciente de sus partes, de su ser único en dos, de ser dos en uno. La senhal, esa grieta que abre el nombre y nos permite atisbar al otro; ese otro que nos revela; aquello que, en su ocultamiento y aparente distancia, nos presenta. El decir, quizá, del poema lirico.
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